Recuerda lo que eres,
aunque no estés
eres lo que recuerdas.
Abraza el horizonte aún
sea la hoja de un cuchillo
anhelante de tu sangre.
Abrázalo fuerte,
que beba de tu fe.
Deja que exista en la memoria
colectiva,
en los poemas de amor,
en los momentos de éxtasis
que canta la literatura.
Recuérdate horizonte
amarrado tal vez a una aurora,
quizás a una mirada,
a una ausencia,
a un grito ,
a una lágrima,
a un cuerpo en la orilla,
a un barco en la bahía,
al reflejo maldito
de un existir dudoso.
A mi beso...
A mi beso inundado
de aparente geometría.
Lleno, tan lleno de tu boca.
Tan sin duda traspasando
el límite de nuestros labios.
Recuerda lo que eres,
amor, aunque no sea.
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