Me he sentido cometa
luchando contra el azote
del invierno,
remando sobre un viento
afónico que trae silencio,
desnudez y un gato
de pies descalzos
que huye hacia el arenal
adyacente al camposanto.
Hacia un índigo horizonte
de dedos temblorosos.
Plañe la noche.
Mis manos están frías.
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