Se me da bien disimular,
demasiado bien (diría yo)
que estoy agonizando.
A mí, que esculpo con lágrimas
mi sepultura e inundo de
" te quiero(s)" mi epitafio.
A mí, que intento mudarme a
otros recuerdos, sin olvidar (aún)
aquellos que imaginé en la
memoria del alma.
Una parte se aferra a la tierra que
me cubre y me transforma en
nada y otra a tus manos que
regresan llenas de flores y
rememoran todo lo que enterré
un día.
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