Con su voz pausada se contaba a sí mismo, con el poder que tiene un corazón perenne de botija anudado a una bondad de palabra ajena a las fronteras, en el humilde chance (según él) de escuchar cualquier cantegril dónde sembraba flores, detenidamente, trocando las improntas.
No era ninguna pavada su llamado a la coherencia en un mundo de guerrilla , al fin y al cabo, él pensaba cosas raras desde la sobriedad de un pájaro tardío.
Más allá de las ideas a las que cada uno pertenece , están aquellas con ADN que irremisiblemente nos une, pero que sólo algunos son capaces siquiera de intuir y que por eso , por su simplicidad, son eternas.
La adicción al amor es una de ellas, y cómo no, Sr.Pepe , me declaro adicta.
Adicta a cada bastión que nos defienda del infortunio del odio y que como usted dijo:
"Se puede ser adversario, pero nunca enemigo"
No es changa , no, de ahí su valor.
DEP.
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