Me desplomo.
Una iridiscente y amable calma
me visita y me ocupa.
Pensé que estaba muerta,
( y yo)
pero el puñal es corto,
las ganas afiladas y
el deseo interminable.
El reposo de tu voz sobre
mi vientre anuncia una borrasca
de pensamientos que luchan por aflorar.
Se resiste mi mente.
Se resiste mi cuerpo.
Fantasías ocultas danzan sobre las sienes,
y no hay nada, nada, que pueda aplacar
el eco de tu resonancia.
Me rindo y me dejo llover a mares
hasta calarme por dentro ...
Y ser torrente.
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