viernes

 


No me canso de la fiebre

de un amanecer.

Del mar que lo sostiene y lo

sepulta.

De escuchar su sonido aplacando

mis penas.

De mirar las estrellas y perdida en

su brillo contarlas despacito cómo

quién cuenta misterios cantando

una oración que se eleva hasta el

cielo.

Del hermoso engranaje de la 

naturaleza y su cambio infinito.

Cómo cansarme de tí que estás

en todo y más de lo que no me

canso.







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