No me canso de la fiebre
de un amanecer.
Del mar que lo sostiene y lo
sepulta.
De escuchar su sonido aplacando
mis penas.
De mirar las estrellas y perdida en
su brillo contarlas despacito cómo
quién cuenta misterios cantando
una oración que se eleva hasta el
cielo.
Del hermoso engranaje de la
naturaleza y su cambio infinito.
Cómo cansarme de tí que estás
en todo y más de lo que no me
canso.
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