Entre tu boca y mi boca hay toda una declinación de intenciones
que nos nomina carne y nos evoca dioses,
acusando la genuina entrega de nuestros cuerpos que se datan en la desnudez de un eclipse ancestral y , sin habla, madura entre nuestros pechos.
¿Acaso no ves los infinitos restos de vocablos que se desprenden de los besos cuando nos encontramos y sólo una sombra nos sobrevuela?
La nuestra...
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