Ambos somos tímidos.
Por eso cuándo encontramos el extremo de uno en el otro hacemos una bolita de hilo, de nieve, de sueños...
Y nos desenredamos sin pudor.
Su boca en mi pezón, la mía en su glande, su dedo en mi pelo, el mío en su lengua.
Y así pasan los días:
En y des (enredándonos)
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