De nuevo un quejido (desde dentro) empaña toda la habitación.
El búho abre los ojos, la vida baja el telón.
Los abre mucho , acechando en la noche mis vagos movimientos , en esta cama grande donde acuden los sueños y alguna pesadilla me abraza por la espalda y se ciñe a mi pecho soltando sin modales eléctricos fantasmas que deshacen el lecho y me talan el alma.
Es un miedo diáfano , una ansiedad profana la que me paraliza.
Aparece la nada...
Yo me abrazo a la almohada , a los dulces deseos que invento en la penumbra , a las sonrisas dadas, a las suaves palabras que en secreto me alumbran.
Es una guerra fría con un sudor febril recorriendo mi tronco, mordiendo mi raíz y todo en un segundo.
Yo decido dormir.
El búho centellea , me aleja de este mundo , me viste de Atenea , me arrulla entre sus alas y en sus ojos me hundo.
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