Has abierto una puerta y pronuncias mi nombre
para que yo lo escuche en tu voz que comienzo a sentir familiar.
Tus dos pozos brillantes
me observan atrevidos
ingrávidos y negros
tentándome a su mar.
Me lees al otro lado
sabiendo que es caricia
el susurro que dado
atraca en el oído.
Que borra cualquier rastro
de aquello que era ruido ,
que despierta el deseo
de que se quede ahí.
Pidiéndote: así, más...
Pidiéndote: así... más.
Y apago cualquier otra luz
que disipe tus ojos
porqué es en esos ojos
dónde me voy a mirar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario