jueves

 



La mente dormita tras las secuelas

 de un apagón definitivo.

Te dejas arrastrar por la tormenta,

trashumante como el rayo

que muere en cualquier parte.

Por el parto de una nova y su nebuloso rugido.

Inspira.

Lento.

Sal de tu cuerpo.

Sé halita.

Sé la joya de Kalahari.

Deja que caigan las risas 

cómo gotas milagrosas 

esparcidas en el aíre.

Deja que tu alma fetal 

comience a dar sus brotes,

que el laguno se cubra de rocío,

que tu latido apague cualquier  llanto.

La vida pasa, no esperes.

Sé hogar, refugio, casa.

Sé el océano que enciende lunas

y no el río que degolla

amaneceres.

 


Espira.

Lento.




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